martes, 21 de febrero de 2012

Iglesia Liberadora en Aysén


3 May, 2011

Obispo Infanti y conflicto Hidroaysén: Bernardo Matte es quizás piadoso en sus devociones pero inmoral para sus negocios

Es sabido la cercanía del grupo Matte a la secta legionarios de cristo y de sus negocios que tienen en la industria forestal, de celulosa (CMPC – Mininco); y también en la hidroeléctrica (Colbún – hidroaysén). Frente a esto, el Obispo Monseñor Infanti, quien solicitó formalmente a Colbún retirar hidroaysén y abocarse a energías limpias, se refirió a la inmoralidad de los negocios por la manera en que lo están llevando y de su lejanía con el cristianismo.
Obispo Infanti y conflicto Hidroaysén: Bernardo Matte es quizás piadoso en sus devociones pero
 inmoral para sus negocios
Imagen: Obispo Infanti y Bernardo Matte
Fuentes:
En conversación tenida en el programa “Una Nueva Mañana” de Radio Cooperativa, el obispo de Aysén, Luis Infanti, criticó la postura del empresario Bernardo Matte, presidente del directorio de la empresa Colbún -dueña del megaproyecto Hidroaysén-, señalando que “entiendo que Matte pueda ser piadoso en sus devociones, pero quizás poco santo y bastante inmoral en sus negocios”.
ImagenFrente a esta crítica, argumentó que “trato de entender su lógica y me parece bastante entendible, porque es un hombre de negocios y por otro lado también de fe, pero una fe mas de ritos y devociones religiosas por la espiritualidad a la que pertenece como son los Legionarios de Cristo”.
Además se refirió a la postura ética del empresario, admitiendo que “es fiel al modelo de su fundador (Marcial Maciel) y quizás no tanto al modelo de Cristo”. “Este (Maciel) era considerado una persona santa en devociones religiosas, pero en su vida personal, afectiva y de negocios era un delincuente y un inmoral, entonces entiendo queMatte quizás pueda ser piadoso en sus devociones, pero quizás poco santo y bastante inmoral en sus negocios”.
Frente al proyecto energético, Infanti enfatizó en que “Chile es una tierra invadida, una tierra comprada por poderes económicos y que quizás no tenemos esa conciencia y mas aún, adherimos a esta venta de bienes naturales”.
Luis Infanti es parte de la asamblea de socios de Colbún, debido a que el vicariado apostólico de Aysén tiene alrededor de 579 acciones en esta empresa, dueña del megaproyecto.
Antes esta situación, indicó que “el martes en la Asamblea, insistí en decirles que no metan la mano en la Patagonia, hay otras alternativas para producir, como son energías limpias”.
“La acogida en Colbún no ha sido muy favorable, más bien la respuesta ha sido con el silencio”, dijo sobre su presencia en la asamblea por ser accionista de la firma e indicó que Matte, presidente del directorio, “ha preferido no intervenir frente a mi postura ética, para no crear mayor divergencia”.
Contó que terminada la asamblea, “él (Matte) me dijo claramente que aceptaba mi presencia como socio de Colbún, pero no como obispo, diciendo que la ética y la fe no tienen que ver con los negocios”.
Infanti se refirió también a la acusación del Consejo de Defensa de la Patagonia de un cambio de opinión en la documentación y evaluación del proyecto Hidroaysén, en el Ministerio de Vivienda (Minvu).
Ante la denuncia de parlamentarios y ambientalistas, el sacerdote señaló que “es una de las tantas situaciones complejas que atraviesa Hidroaysén, una de las tantas irregularidades que rodea el proyecto”.*****FIN*****
INFORMACIÓN RELACIONADA
En plena junta de accionistas de Colbún Obispo Infanti solicitó suspensión de Proyecto Hidroaysén / Colbún, del grupo Matte, es socia de Endesa y juntos en la patagonia son Hidroaysén. Hace algunos días, el Obispo de Aysén Luis Infanti, en plena junta de accionistas de Colbún, solicitó la suspensión de los proyectos hidroeléctricos de Hidroaysén y dio un mensaje además a los grupos económicos frente a la legislación permisiva: / “No pueden ni deben aprovecharse de esta situación para considerar la tierra, las aguas y los bienes con que Dios ha bendecido abundantemente a Chile, para hacerlos un botín de negocios particulares, pasando por encima del bien común”/ leer mas aquí.»» http://www.mapuexpress.net/?act=news&id=6847
Mons. Luis Infanti, Obispo de Aysén: “Chile es un país VENDIDO a los poderes económicos” / Acceder: http://www.mapuexpress.net/?act=news&id=6795
SEMANA SANTA, IGLESIAS Y CAPITALISMO: ¿DE QUÉ CRISTIANISMO ESTAMOS HABLANDO? / Ver: http://www.mapuexpress.net/?act=news&id=6826
Carta pastoral “Danos hoy el Agua de Cada Día” (Obispo Luis Infanti de la Mora) / Acceder: http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=4991
Prontuario en Chile del Grupo económico MATTE (CMPC - Forestal Mininco) / Leer Mas:http://www.mapuexpress.net/content/publications/print.php?id=3169
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Luis Infanti, obispo de Aysén: “La falta de atención es la mayor violencia hacia la región de Aysén”

20 de febrero de 2012 - 11:08 | Por: Cindy Rivera | 
Hoy debería ser una día clave para el Movimiento Social por la Región de Aysén, que busca generar condiciones de desarrollo en una región que, pese a ostentar tasas de crecimiento y de empleo que ya quisieran otras zonas del país, acusa decadencia y abandono.
El ambiente está tenso en Puerto Aysén, Coyhaique, Puerto Cisnes, Chile Chico y Cochranne. A las organizaciones convocantes (más de 30) se han ido sumando transportistas, colectiveros, taxistas, comerciantes… Hay desabastecimiento de combustible, caminos tomados y el diálogo está  interrumpido.
Los voceros dicen estar en pie de exigir; no de pedir. Que están cansados de las firmas y de los compromisos que tantas veces han quedado en el aire. Que la paciencia llegó a su límite. Por eso el jueves pasado fue un completo fracaso el intento del gobierno de calmar los ánimos enviando al subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla.
Los ayseninos quieren que aterrice, al menos, un trío de ministros con capacidad resolutiva en su accidentada geografíaEsa sería una clara señal para ponerle paños fríos al movimiento. Lo dice un influyente habitante de la Patagonia, que integra desde su origen la Gran Movilización y que participó, el jueves pasado, del frustrado  diálogo con Ubilla.
Se trata del obispo de Aysén, monseñor Luis Infanti, conocido,  por su férrea oposición al proyecto HidroAysén de Colbún, y por cuestionar el doble estándar del empresario Eliodoro Matte, miembro del directorio de esa empresa, a quien se refirió como “piadoso en sus devociones” e “inmoral en sus negocios”.
A propósito, Infanti reconoce que la presente movilización se alimentó en buena medida de la oposición a Hidroaysén, porque de esa lucha surgió Patagonia Unida. Pero aclara que esta instancia va más allá de la oposición a la represa y que ha creado lazos con muchas otras causas. “Quiero destacar que tras este petitorio hay personas que están a favor y en contra de la represa”.
¿Qué gatilló este movimiento?
Que se ha construido un camino, y una mayor unidad entre las distintas instituciones. Hace tiempo que hay inquietudes, sólo que antes se manifestó cada sector (colectiveros, pescadores, anti represas) por su cuenta. Ahora están todos unidos.
Se ha insinuado manipulación de sectores políticos.
No, absolutamente. Aunque hay políticos de todos los sectores que están adhiriendo a la movilización, éste no es un movimiento político.
¿Qué es lo que clama la región de Aysén?
En una palabra, la gente está clamando justicia. Toda la problemática que se plantea en el petitorio es el reflejo de una falta de atención del Estado. Y digo Estado, y no Gobierno, porque no se trata de ir en contra de este gobierno, o del anterior, o del próximo. Nuestras demandas se vienen postergando hace años, pese a los compromisos y los documentos firmados. Eso crea descontento, indigación y lleva al límite la paciencia de la comunidad, que ahora está desbordada. Las expresiones que hemos visto reflejan una ruptura de la pasividad. Queremos que las decisiones importantes para la región sean por lo menos consultadas con la gente de la región.
¿Cuáles, por ejemplo?
El corazón de este movimiento es un cuestionamiento a las privatizaciones. Es una interpretación muy personal, pero así lo veo yo. Sentimos que no sólo se están privatizando nuestras riquezas, sino también las decisiones, la dignidad y las conciencias de las personas. El caso de Hidroaysén es sólo un botón de muestra. Son otros los que deciden grandes proyectos, que pueden marcar un cambio radical en la geografía y en la vida económica, social, política y cultural de la región.
Tal como lo plantea, esto va mucho más allá de un centro de diálisis, de las cuotas de pesca o del encarecimiento de los combustibles.
Bueno, esas carencias son signos, son la punta de un iceberg que plantea un cambio mucho más profundo, que no se va a producir en un diálogo con los seremis o con las autoridades locales.
¿Ha sido insuficiente el desempeño del gobierno local?
Este movimiento desconfía de las autoridades locales y siente que ya no vale la pena recurrir a ellas,porque no han demostrado la capacidad de resolución y definición que los problemas de la comunidad requieren. Tanto estas autoridades, como las anteriores, han sido un mero trámite. Lo que exige -no lo que pide- este movimiento es dialogar con autoridades que tengan capacidad resolutiva. Queremos que venga aquí el ministro de Hacienda, que es el ministro capital, porque tiene una capacidad resolutiva superior incluso al Presidente de la República en cuestiones económicas.
Pero el diálogo está roto.
Eso se debió justamente a que los representantes de este movimiento sintieron que seguir dialogando con alguien que no tenía capacidad resolutiva era perder el tiempo. Creo que la presencia de un subsecretario refleja la poca voluntad de buscar soluciones políticas, porque de eso se trata en el fondo. Y que quede muy claro que no se pide que las soluciones se den de hoy a mañana. Hay soluciones a corto, mediando y largo plazo.
¿Cuáles son las soluciones más inmediatas?
El primer paso es que vengan personas con capacidad resolutiva. Eso asegura que se bajen las movilizaciones. Luego, están los 11 puntos del petitorio. Hay cosas relacionadas con la salud, que se pueden solucionar muy pronto. Hay otras relacionadas con que el gobierno presente proyectos de ley, lo que por supuesto requiere más tiempo y voluntad política.
/Agencia Uno
Voluntad política para cambiar, por ejemplo, la legislación. ¿Esa es la señal que busca el movimiento?
Sí. Aquí vivimos una situación de injusticia, sobre todo en comparación con otros lugares. Por ejemplo, el otro día ocurrió esta desgracia en San Pedro de Atacama (II Región). 15 familias terminaron con sus casas arrasadas por los temporales, e inmediatamente fueron tres ministros a terreno. Y aquí hay toda una región que hace tiempo que está clamando, y no pasa nada. Ni siquiera existe la voluntad para que venga un ministro a tomar definiciones sobre uno de los 11 puntos del petitorio.
¿A qué atribuye esa falta de atención?
Bueno, hay pocos votos aquí en Aysén y no pesan mucho en el contexto nacional. Sin embargo, los bienes y el potencial que tiene la región sí pesan mucho en el contexto económico y estratégico del país. Esa falta de justicia o de atención, sentimos que es la mayor violencia hacia la región de Aysén. Por eso estas reacciones. Ciertamente, lamentamos que haya situaciones de violencia, pero sentimos que su origen es justamente esa injusticia permanente, que tiene sus límites, y que se desborda en estos momentos.
El ministro Longueira se mostró sorprendido con un conflicto de esta magnitud en una región “pujante” y con “pleno empleo”.
Hay que ver pujante para quién. Ciertamente, las cifras indican que Aysén es una de las regiones con menor desempleo y mayor crecimiento económico. Pero toda la potencialidad económica se la llevan las transnacionales. ¿Cuánto aportan las mineras y las pesqueras, por ejemplo, más allá del trabajo y de los sueldos, que no siempre son tan significativos? Es cierto, tenemos uno de los crecimientos más vistozos de Chile, pero no es la población la que se beneficia, sino las grandes empresas que lucran.
"Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florezcan en torno a los bancos privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo sobre la tierra que sus padres conquistaron. "
                                                  Thomas Jefferson , 1802
Movimiento Tambièn Somos Iglesia-Chile
Correo: tambiensomosiglesiachile@yahoo.com

Partiendo el año ....


lunes, 13 de febrero de 2012

el último hombre ....


aunque a ratos con un estilo magazinesco, aunque no diciendo TODO lo que yo quisiera,

este artículo muestra condicionantes reales a lo que sucede en un conflicto de esta especie ....
es interesante leerlo, Claudio

El último hombre de Río Pascua

Sábado 4 de febrero de 2011
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En un punto minúsculo y distante de la Patagonia vive Hernán Guelet. A 400 metros de su casa estará el muro que contendrá la represa del río Pascua, del proyecto HidroAysén. El valor de su tierra es incalculable. Sin su venia, no hay represas, dicen. Por eso, todos lo quieren para su bando, los que están a favor y los que están en contra. Le ofrecen dinero, le construyen caminos, le mandan cartas. Pero él no se decide.
Texto y Fotos: Roberto Farías
La clave son las galletas. Me dijeron que apra lograr hablar con Hernán Gulet, nada mejor que llevarle galletas. Su hijo Julio de 7 años. ¡Pan comido!–pienso– y emprendo el largo viaje desde Coihaique. Todo es hermoso y deslumbrante: cordilleras de hielo y nieve, ríos calipso, lagos que parecen mares, innumerables cascadas, bosques muy verdes y otros calcinados, flores estilo Jurasic Park. Pero luego de 500 km, 10 horas de conducción en ripio y un día esperando una barcaza que cruza el fiordo Mitchell, uno comprende lo que HidroAysén defiende en sus avisos en el aeropuerto Balmaceda o en Coihaique: si pones una moneda de 100 pesos en una mesa de centro estándar, esa es la superficie que ocuparán sus cinco embalses en toda la Patagonia. ¡Nada! 0,05% del territorio desde Puerto Montt a Puerto Natales. Es una inmensidad solitaria, terrible y precaria.
No hay ningún negocio en muchos kilómetros. ¡Y no compré galletas! Pasan horas sin que cruce un vehículo en contra. En los caseríos solo hay víveres básicos. Pan amasado. Mate. La carretera austral es una débil vena por la que palpita apenas la vida en ese cuerpo inmensamente vacío. Un almacenero se abanica oyendo chamamé en una radio argentina con TVN sin audio, el único canal que llega a la carretera austral. –Galletas no tengo nada, ché. Sigo. En el borde del camino no hay nada. Selva, monte, cordillera.
Mugen vacas salvajes. La carretera es el centro de todo. Es la llamada “franja humana” que cruza a lo largo la Patagonia chilena. Ahí se concentra 99% de la actividad: el turismo, el comercio, los pequeños pueblos, la ganadería, la vida. Las 5 represas que HidroAysén quiere construir –especialmente las dos del Baker– y el tendido eléctrico con sus 1500 inmensas torres de 80 metros, correrán justo por ahí, en medio de la franja humana. Inundarán 6 campings, una veintena de predios productivos y 31 familias serán desplazadas. Alterarán algo así como 30% de la franja humana de la carretera austral, de ahí la queja. –¿Por qué no se traslada esa gente a la orilla de los nuevos embalses?, pregunto. –Así seguirían el turismo, los campings, los predios. En HidroAysén responden –extraoficialmente– que el borde de los lagos no es parte del trato de relocalización.
Koke Garrido, militante antirrepresas de Cochrane, se ríe de mi ingenuidad. –Eso está vendido desde antes. Los dueños son millonarios como Luksic, Endesa, estudios de abogados e inversionistas colombianos. La Patagonia ahora tiene fines de lucro. Freno en la carretera junto a un par de mochileros cubiertos de polvo y sol. –¿Tienen galletas? –Eh, parece que no –responde uno–, atún quizás… –No me sirve, chao. Y acelero despiadado.
Dinero, dinero, dinero
Hace seis años, la temperatura máxima del verano en Aisén eran 20 grados; hoy llega a 31. Antes de partir a buscar a Guelet, justo el día de más calor del año, busco las oficinas de Patagonia Sin Represas en Coihaique. Hace dos años estaban en pleno centro, en una construcción de madera con ventanales; ahora cuesta encontrarlas: la sede se trasladó a una casa de oficinas compartidas en una calle estrecha. Peter Hartmann, el hippy líder visible de la organización, suda con el intenso calor, pero quizás más al sacar las cuentas. –Este año tenemos un tercio de lo que recibíamos hace 2 años– admite amargamente.
A su espalda hay dos frascos con aguas del río Baker y el Pascua. Parecen tibios, rancios. No se divisa ningún refrigerador. Aire acondicionado para qué decir. Entidades como International Rivers, Greenpeace y Tides Foundation han mermado sus aportes por la crisis europea. Hasta Douglas Tompkins con su Fundación Pumalín y las cercanas Deep Ecology Foundation y Conservation Land Trust bajaron su aporte, quizás por cansancio también: la pelea lleva 6 años y ni luces de ser ganada. –En contraste, HidroAysén –apoyada por capitales italianos, españoles y los chilenos de la familia Matte, dueña de Colbún– viene a ser la segunda empresa más grande de Chile, después de Codelco –dice Hartmann– ¡Es difícil plantarse en la orilla opuesta de semejante poder económico! Todo lo compran, y nosotros, en cambio, solo ofrecemos buenas intenciones.
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Los estudios de abogados de Coihaique se duplicaron, igual que las oficinas transnacionales de corretaje. Toda la tierra está en venta. Según el diario local, el precio por hectárea se triplicó en 6 años y en las áreas de interés para la represa se multiplicó por 10. Millonarios como Luksic y Ergas compiten por comprar. –¡Que calor ah…! –dice Hartmann abanicándose– ¡esto es por el cambio climático, y así quieren destruir el sistema hídrico! En Coihaique la cesantía es casi cercana a cero.
Se ven más camionetas, más vuelos, más villas de casas nórdicas que hace seis años. La construcción no da abasto y las pensiones están llenas de trabajadores. Volvieron las salmoneras y el casino Dreams, en pleno centro, es el nuevo símbolo de este despilfarro. Pero tras la pujanza hay signos de división: abundan los carteles de HidroAysén y sobre ellos los grafitis ¡Patagonia rebelde! Todos en la región son pro o antirrepresas, todos tienen una opinión bajo sus boinas gauchas. En las oficinas de HidroAysén me recomiendan que vea las mejoras que le han hecho a Hernán Guelet: le construyeron un camino hace unos años, un puente hace un mes, paneles solares. En Patagonia sin represas me piden que le lleve una carta. Parto. El auto rueda por el ripio solitario.
Casi a medianoche de ese largo viaje, llego por fin a la mitad del camino: Cochrane, donde Douglas Tompkins está construyendo mansiones ecológicas de un millón de dólares en la ex hacienda Chacabuco, que compró para preservación. Intento contactar a Hernán Guelet por la transpatagonia, la frecuencia UHF que proveen los municipios y por la que se comunican los habitantes de los sectores aislados. –Atento Río Pascua. Atento Río Pascua –repite la operadora. Nadie responde. Guelet es el último habitante del remoto río Pascua. –¿A lo mejor ya vendió el terreno y se fue? –bromeo. La risa de la operadora más parece un gruñido.
Ella se confiesa prorrepresas y se refiere a Pinochet como “mi general”, al igual que muchos habitantes de la carretera austral, abierta, en gran parte, por conscriptos durante la dictadura. Veinte de ellos quedaron ahí, en animitas, y algunas familias hablan de demandar al Estado por “trabajos forzados”. –¿Si tuviera galletas, me las vendería?, pregunto a la operadora. Otro gruñido.
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¿Qué hago?, ¿Qué me aconseja?
–¿Me trajiste galletas? dice Julio Guelet y sale a recibirme con los brazos abiertos. –Le traigo esta carta –le digo a Hernán Guelet (66). La abre con expresión desconfiada y veo que ya intuye por dónde va el asunto. Es una propuesta de Patagonia sin Represas, para que adscriba a una red de turismo rural y ponga un cartel.
Antes, él tenía que remar una semana contra la corriente para llegar a su casa desde Caleta Tortel. Durante 50 años estuvo aislado, talando madera y sacándola río abajo. No le importaba a nadie. Pero desde hace seis, es muy visitado. –La primera vez vino un helicóptero, dio varias vueltas y aterrizó acá en la orilla. Los que venían en él acamparon unos días, pescaron y, como quien no quiere la cosa, de repente el hombre, que era gerente del Banco de Chile, ofreció comprarme el terreno. “Véndamelo, qué saca con vivir aquí tan solo, tan lejos”. Decía. –Nosotros ni imaginábamos todavía lo de HidroAysén. ¡Y él fue tan, pero tan insistente! –dice Guelet, un hombre paciente y observador como buen comerciante.
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Empezó a sospechar. “Véndame aunque sea diez hectáreas”, decía este señor. “¿Y cuáles?” preguntó Guelet por si las moscas. “Esas”, dijo el gerente cuyo nombre reservó y apuntó hacia la garganta del río Pascua, justo donde HidroAysén instalará la represa. –Lo amenacé con el azadón para que se fuera. Desde entonces decenas de abogados, corredores de tierras, gerentes y representantes de millonarios, llegan por tierra, aire y río a ofrecerle dinero por sus 2.000 hectáreas que quedarán bajo la represa y que deben ser desocupadas antes de construirla. Todos quieren intermediar o sacarle una tajada a HidroAysén.
–Yo los escucho. Sé que quieren aprovecharse de mí. Pero él es de la idea de negociar personalmente con Goliat. Los de HidroAysén lo visitan una vez al mes. Hasta lo llevaron a ver un campo de 900 hectáreas (tasado en $ 1.000.000.000) y él dijo que no. Que su bosque de cipreses valía eso y más. Todos quieren saber la cifra, que diga cuánto es lo que quiere por sus 2.000 hectáreas. Pero él no afloja. Otras veces –cuenta– lo amenazan que lo van a expropiar sin pagarle un peso, que esas cosas pasan, que los abogados, que la ley.
Luego le llevan herramientas, regalos, paneles solares, tv satelital, lentes para su segunda mujer, la madre de Julio. Los Patagonia sin Represas –por su parte– dado lo caro del viaje, lo visitan solo una vez al año, pero le envían cartas y mensajes por radio. Le piden que no venda, que no ceda, que cuentan con él. Una vez lo vieron con una gorra de HidroAysén en Cochrane que él se puso sin reparar en el logotipo, y casi la mitad del pueblo le quitó el saludo. Le gritaban ¡vendido!, ¡conchetumadre! –Duró meses el pelambre. Guelet es pícaro y comerciante, no da puntada sin hilo. Sin embargo, de pronto se asemeja al frágil anciano de la película UP!, tan presionado por las inmobiliarias que colocó un montón de globos a su casa y se la llevó volando. –¿Qué hago? –me dice de pronto– ¿Qué me aconseja usted? Imagino su solitaria casa del Pascua volando por los aires y todo el mundo gritándole: “¡Se lo dijimos Guelet, se lo dijimos!”. Navegamos contra la corriente, río arriba. Han sido dos días y muchos kilómetros para llegar a este momento sublime.
Sobre el ruido del motor, Guelet grita: ¡Acá va a estar el muroooo! Los remolinos del séptimo río más caudaloso de Chile nos desvían a su antojo. Los cerros vírgenes se estrechan como paredes y se elevan hasta 80 metros de altura. Desde ahí hacia arriba, el ancho y grueso caudal que baja de Campos de Hielo Sur queda encajonado en una garganta oscura y tenebrosa donde HidroAysén construirá tres represas que lo trastocarán para siempre. –¡Hasta aquí llegamos! –grita Guelet sobre el motor en marcha. Saca un tarrito y toma un sorbo del agua calipso del Pascua. –¡Me hace bieeeen –grita–, me mantiene sanoooo! Es imposible que Guelet pueda vivir ahí, abajo de miles de millones delitrosdeaguacontenidos sobresucabeza. Tienequeirseolosacarán, todo depende de su precio.Yenla Patagonia, ahora, todo tiene precio. Enfila el bote de regreso, río abajo, a favor de la corriente. Parece tan simple dejarse llevar. Al llegar a la casa, Julio, su hijo, camina por la ribera junto al bote. Todo en él es paz, esperanza, sol y gotas de agua que le mojan la cara. Y siento no haber traído galletas.